ALZHEIMER Y EMOCIONES. “RECORDANDO CON EL CORAZÓN”
Ana Adarve. Psicóloga.
El ser humano es maravillosamente complejo, la esencia de cada persona está determinada por la interacción entre lo físico, lo psicológico, lo emocional-social y lo espiritual, por lo tanto, a la hora de intervenir en cualquier tipo de enfermedad es importantísimo hacerlo de una manera holística (global), tocando todas estas áreas, si no corremos el riesgo de quedarnos a medio camino en la búsqueda del bienestar del enfermo.
En la enfermedad de Alzheimer las zonas subcorticales y límbicas (asociadas con
el procesamiento emocional) permanecen casi intactas hasta las últimas etapas
de la enfermedad, lo que permite que la persona sea capaz de sentir y expresar
emociones incluso cuando su deterioro físico y cognitivo es muy significativo.
Este hecho nos dota de una herramienta maravillosa para trabajar con los
usuarios de la Asociación.
Si bien el síntoma principal o más característico de la enfermedad de Alzheimer
es la pérdida de memoria, no menos importante es el ensimismamiento y la
dificultad de comunicarse del enfermo a medida que avanza por las distintas
fases. En muchos casos, no es que el enfermo no tenga nada que decir o no
quiera, sencillamente no sabe cómo hacerlo. Facilitar la experiencia emocional
y ayudarles a expresar lo que sienten, es una manera de contactar con ellos, y
al mismo tiempo, de que ellos contacten e interactúen con su entorno. Cuando
trabajamos emociones, nos comunicamos con ellos de otra manera, a través de
otra vía, conectamos directamente con el área que almacena sus recuerdos
afectivos, que afortunadamente siguen activos.
En Balzheimer además de trabajar con el usuario a nivel físico y cognitivo,
desde luego no nos olvidamos de trabajar la parte emocional y social, para ello
recurro a herramientas como la musicoterapia, la risoterapia, la expresión
corporal y facial, ejercicios de reminiscencia, ejercicios de sincronización y
armonización, rescate de recuerdos a través de la estimulación de los sentidos,
meditación…etc.
Apostar por este tipo de terapias no farmacológicas, es creer firmemente que el
ser humano es algo más que un cuerpo físico, así me lo demuestran en cada
taller y en cada actividad a través de sus sonrisas, de sus miradas, de sus
bromas, de su picardía al bailar, de sus ganas de participar y de sentir que
forman parte del grupo, en el que aún tienen mucho que hacer y decir, y desde
luego, demostrando que conservan la capacidad de emocionarse y de
emocionar.
En casa es muy importante ser consciente de la enfermedad de nuestro familiar y
entender que tenemos que utilizar otras formas de llegar a él. Cuando le hables
o te hable mírale a los ojos, intenta colocarte a su altura, no le digas muchas
cosas a la vez e intenta decírselas despacio, no le grites (recuerda siempre
que está enfermo), acaríciale y bésale siempre que puedas, quizás no te
recuerde, pero no dudes ni un momento que él/ella sabe que eres alguien
importante en su vida y así lo siente, inclúyele en las conversaciones aunque
no participe e intenta que el ambiente familiar sea lo más normalizado posible,
un lugar donde no todo gire en torno a la enfermedad.