MALTRATO SILENCIOSO.

Hay un maltrato silencioso, un maltrato que no se ve, un maltrato sutil, apenas perceptible, pero que prolongado en el tiempo deja una huella imborrable. No es un maltrato por efecto, sino por defecto. Cuando a un niño se le priva de afecto o se desatienden de manera deliberada sus necesidades básicas se le está maltratando. Cuando a un trabajador jamás se le valora, jamás se cuenta con su opinión dentro de la empresa, o recibe unos honorarios que nada tienen que ver con su valía personal y profesional, se le está maltratando. Cuando a un anciano se le interna en un centro y sus seres queridos lo olvidan…se le está maltratando. Cuando a la pareja se le impide desarrollarse a nivel personal o profesional, se le priva de caricias físicas o emocionales, se le hace el vacío (falta de interés por lo que pase en su vida), se la está maltratando.

 El maltrato emocional es mucho más frecuente de lo que pensamos, porque ni maltratador ni maltratado son conscientes de que existe, por lo tanto, se normaliza. Precisamente tomar conciencia de su existencia es la mejor manera de prevenirlo y evitarlo. Hay golpes que no dejan heridas en la piel, pero las dejan de por vida en el alma.