TERAPIA DE PAREJA, PUNTO DE ENCUENTRO PARA EL DIÁLOGO Y EL ENTENDIMIENTO.
Ana Adarve. Psicóloga.
Cuando una pareja asiste a terapia, llega con dos ideas erróneas preconcebidas. Una de ellas es que la terapia no servirá para nada y la otra que el terapeuta les aconsejará la separación si su situación es tan conflictiva. Nada más lejos de la realidad. La función del psicólogo es la de mediar y conciliar en un intento de recuperar el diálogo que en la mayoría de los casos se ha perdido. Lanza dudas, interrogantes, alternativas, posibilidades, provocando así la reflexión tanto a nivel personal como de pareja.
La palabra ruptura no aparece, o si lo hace se contempla como última alternativa, sin embargo, si se habla de recuperación, como un acto de responsabilidad en la que ambos miembros se deben implicar. En este proceso, la labor del psicólogo es la de orientar y reconducir, pero nunca dirigir, y mucho menos decidir, las decisiones solo pueden provenir de la pareja.
Es curioso ver como a medida que avanza la terapia muchas personas manifiestan que no conocían a su pareja, y no es extraño, cuando falla la comunicación nos formamos concepciones equivocadas de lo que hay en la mente del "otro", concepciones que nos predisponen para rechazar todo lo demás. Cuando se consigue que el diálogo fluya, además de proporcionar una descarga de tensión, éste facilita el descubrimiento de esas partes perdidas que en la mayoría de los casos nos devuelve una imagen mucho más positiva de esa persona con la que un día emprendimos un proyecto común.
La terapia de pareja no siempre consigue salvar la relación, pero desde luego si propicia la comunicación, el entendimiento, y en caso de ruptura conservar una buena relación que en muchos casos se transforma en una amistad duradera, y eso, sobre todo cuando hay hijos de por medio, ya se puede considerar una gran victoria.